LIBRO La Mancha en negro (2013),
paisajes a tinta
de Mortimer
Formato: 21x21 cm Páginas: 54 PVP: 10,00€ Rústica
Impreso en España
con introducción de Rafael Romero y poemas de Alfonso Tornero
Precio de venta 10,00€
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“Es un fantástico ejercicio para la mente dibujar paisajes sin una referencia real, bosques que solamente se encuentran en nuestra cabeza y que se construyen como un fractal, por piezas que al final parecen encajar como en la vida misma. Además de ser una actividad enormemente placentera. Quizás sea una forma de viajar a esos lugares en los que realmente me gustaría estar. “
La Mancha en negro recoge, a modo de antología, la mayor parte de su obra paisajística realizada por el autor desde el año 2008 hasta 2013. Además de bocetos y fotografías que muestran el trabajo de creación de las tintas. Las ilustraciones vienen acompañadas de algunos breves textos del propio autor reflexionando sobre su experiencia creativa o sus motivaciones y vivencias en torno al paisaje manchego.
Las encinas y la llanura, las vides y las ramblas, los ventanales enrejados y las aldeas son los auténticos protagonistas de este viaje por el paisaje manchego en un crudo blanco y negro que los despoja de los azules, los verdes y los rojos, sin que por ello pierdan en ningún momento toda la intensidad con la que nos conmueve en su contemplación.
Es evidente que el ser humano actual ha perdido contacto con la naturaleza. La velocidad del mundo apenas permite concesiones a la pausa, amanecemos pegados a un teléfono recibiendo la actualidad con las legañas puestas. Salimos a la calle y nos intoxicamos aún más. Cuesta abstraerse de esa realidad, entregarse a la quietud. Creo que los estímulos externos nos han predispuesto a mirar y hemos olvidado ver. Mirar implica atención, ver, sin embargo, sucede independientemente de nuestra voluntad.
Ver es importante, mucho, todo. Ver es detenerse delante de una encina y darse cuenta de que no hay arquitectura más sorprendente ahí fuera que la erigida por la naturaleza. Por eso también es importante que personas como Mortimer pululen por el mundo con un cuaderno y un lápiz en el bolsillo para recordarlo.
La historia, como nuestros recuerdos, se reescribe constantemente, por eso también es importante dejar huellas, marcar las cartas que nos han tocado, darle un valor añadido a la existencia para no olvidar por qué hacíamos las cosas, para situar los recuerdos y validar nuestra memoria.
Este libro nace de un esfuerzo colectivo, haciendo extensible esa validación emocional a multitud de cabezas que podrán así anclar sus recuerdos al lomo. A ti que no has participado en la gestación, te invitaría a ver lo que esconde esa encina, la madera que un día fue puerta o la piedra que fue muro para que también puedas llegar ahí y recrearte.
Rafael Romero